Hace mucho tiempo,
mucho antes de que los humanos empezaran a utilizar el fuego, mucho antes de la
caída, había en el cielo un ángel cuya alma brillaba con mucha fuerza, por su
bondad e inteligencia. Sus ojos eran el reflejo del cielo que lo rodeaba y sus alas
eran tan blancas y suaves como las nubes sobre las que andaba. Como en aquella
época no había mucho trabajo, él se dedicaba a inventar historias y cuentos
para los demás ángeles. Sus historias embelesaban a todos cuantos las
escuchaban, y su voz invitaba a soñar. Tal era su fama que a veces tenía el
honor de ser llamado por el mismísimo Creador, quien escuchaba atentamente cada
historia, reía y lloraba y se sentía orgulloso de su creación.
Pero un día Lucifer
decidió rebelarse, y aunque muchos ángeles permanecieron en el cielo, otros
muchos cayeron a un averno lleno de fuego y azufre. Nuestro amigo permaneció al
lado del Creador, pero algo en él había cambiado. Su alma, que era curiosa por
naturaleza, empezó a plantearse el por qué de las cosas. Veía a los humanos y
no entendía porque ellos eran perdonados cuando obraban mal, y en cambio sus
amigos ángeles eran castigados para toda la eternidad por una elección. Estos
pensamientos fueron reflejándose en sus historias, que se fueron volviendo más
oscuras, más críticas con esos seres que vivían vidas vacías en un mundo que no
entendían. Y así fue como el Creador lo llamó:
-‘Mi querido ángel’
–dijo con voz cariñosa – ‘he notado que tus historias critican mi obra, y
muestran tu descontento, ¿hay algo que quieras contarme?’
-‘Hay pensamientos que
me inquietan’ –nuestro amigo hablaba con voz firme y con un gran respeto
–‘Pasas mucho tiempo observando a los humanos, ríes cuando se equivocan, y los
perdonas cuando realizan un acto en contra tuya o de tu obra. En cambio…’ –la
voz empezaba a temblarle pero eso no le impidió continuar –‘En cambio, a mis
hermanos no los perdonaste. Los castigaste sin piedad, sin darles una segunda
oportunidad, y, a veces pienso que Lucifer tenía razón, no quieres a tus
ángeles, sólo a esos estúpidos humanos’.
El Creador cerró los
ojos resignado, y no cambió el tono de su voz cuando sentenció: ‘Mi querido
ángel, me duelen mucho tus palabras pues mi amor es para todos por igual, es
cierto que lo humanos se equivocan, pero es por el libre albedrío y porque
Lucifer les susurra en los oídos. Con esas palabras que me has dicho, dichas
además con el corazón, te has puesto de su parte, por lo que tu castigo será ir
con él. Pero para que veas que soy misericordioso no será un castigo eterno. Podrás
ir subiendo por los diferentes infiernos hasta que puedas reencarnarte en un
humano para que aprendas lo que significa. Te observaré y dependiendo de tus
actos, quizá te traiga de vuelta a mi lado’.
Al pobre ángel le
dolieron más esas palabras que la caída. No sabe cuánto tiempo duró, todo su
cuerpo emanaba dolor, dolor físico, dolor en el corazón. Vio como la luz se iba
alejando y él seguía cayendo incapaz de abrir las alas para suavizar la caída. Después
de un tiempo que parecía una eternidad, por fin llegó al séptimo infierno. Al
contrario de lo que pensaba, se hallaba solo en ese sitio oscuro y frío. Todos
sus miedos le asaltaron, nunca antes había estado solo y el pánico lo invadió.
Durante años estuvo deambulando, y hubiese perdido la razón de no ser porque
para pasar el tiempo inventaba historias, canciones y no perdía la esperanza,
sabía que podía regresar y lucharía por ello.
Un día se encontró una
extraña criatura, tenía un cuerpo deforme demasiado pequeño para sostener dos
cabezas. El ser le miró sorprendido, parpadeó con una cabeza y enseguida le
dijo:
-‘Eres el primero que
encuentra la puerta, tus hermanos vagan desde mucho antes que tú, pero ninguno
la ve. Para pasar sólo tienes que transmitirme una emoción que me haga llorar’
Como ves, eso no
resultó muy difícil para nuestro amigo que le contó una historia tan bonita que
hizo llorar al guardián durante varios años. El siguiente nivel del infierno
era muy parecido al anterior, aunque cuando entró nuestro ángel sintió una
enorme inseguridad, estaba más iluminado y las paredes estaban recubiertas con
espejos. Viéndose empezó a darse cuenta de que sus alas ya no eran blancas,
sino grises. Su cuerpo no era tan perfecto ni se sentía tan bello. También se
dio cuenta de que se alma no era tan pura, había perdido su brillo. Sintió una
desesperación tremenda, y sólo quería desaparecer, morir como hacían los
humanos. Pero fue entonces cuando recordó su estancia en el cielo, lo feliz que
había sido y sabía que tenía que luchar para salir de allí, comenzó a correr
sin un rumbo fijo, cada vez más rápido y con más determinación, y una vez más,
encontró la puerta. Un guardián le hizo la misma petición que el anterior, y
una historia nueva afloró de sus labios para emoción de todo oyente (ya que
algunos demonios menores se acercaron a escuchar)
Cada nivel era una
prueba distinta que nuestro ángel (que más que ángel ya se había convertido en
un diablillo) pasó sin ningún problema, pues su repertorio era muy amplio, al
igual que su imaginación. Y así fue como llegó a la última puerta, la que lo
conduciría a la reencarnación. Cual no fue su sorpresa cuando se encontró allí
a Lucifer en persona, o más bien en demonio. Acostumbrado a las peticiones
nuestro amigo se adelantó:
-‘Lucifer, ¿Tú también
quieres que te cuente una historia que te emocione?’
-‘No, mi pequeño
diablo, sólo depende de ti el pasar o el quedarte conmigo. Como bien sabes, el
hecho de que te reencarnes no te garantiza el cielo y si aún así quieres
hacerlo, tienes que saber a lo que te expones como humano’
-‘Habla pues, aunque no
creo que me puedas convencer para quedarme’
Lucifer hizo una mueca
con la boca, parecida a una media sonrisa ‘Como he dicho antes, es tu decisión.
Una vez reencarnado olvidarás tu vida como ángel o como demonio. Tu apariencia
cambiará, para ser completamente uno de ellos. Nacerás en un pueblo, en el seno
de una familia numerosa. Tendrás que luchar para conseguir tus metas, y habrás
momentos en los que sentirás todo lo que has experimentado en el infierno. Te
sentirás solo, inseguro incluso desesperado’.
Nuestro amigo lo
interrumpió con una pincelada de miedo en su voz ‘Pero ¿Estaré solo?, ¿Pasaré mi vida en
soledad?’
-‘No, tendrás siempre
el cariño de tu familia y el calor de gente que te apoyará y te querrá. Quien
sabe si te cruces con algún ángel descarriado, pero nunca estarás solo’
-‘Entonces está todo
hablado, si tengo a gente a mi lado conseguiré la fuerza que necesito para
conseguir mis metas’
Lucifer sonrió, conocía
a nuestro amigo desde su época en el cielo y sabía que no se quedaría con él.
‘Muy bien, espero que seas muy feliz como humano, ya te haré alguna visita,
para que tengas alguna que otra tentación. Ahora necesitas un nombre, como has
ganado todas tus batallas aquí abajo, creo que no hay mejor nombre que Víctor ni
mejor año para nacer que este de 1.978’
-¿Es necesario que lo
olvide todo? Preguntó Víctor.
-Por el momento sí,
pero, quien sabe, quizá algún día alguien te cuente tu historia…
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