domingo, 28 de julio de 2013

Un regalo de cumpleaños



Hace mucho tiempo, mucho antes de que los humanos empezaran a utilizar el fuego, mucho antes de la caída, había en el cielo un ángel cuya alma brillaba con mucha fuerza, por su bondad e inteligencia. Sus ojos eran el reflejo del cielo que lo rodeaba y sus alas eran tan blancas y suaves como las nubes sobre las que andaba. Como en aquella época no había mucho trabajo, él se dedicaba a inventar historias y cuentos para los demás ángeles. Sus historias embelesaban a todos cuantos las escuchaban, y su voz invitaba a soñar. Tal era su fama que a veces tenía el honor de ser llamado por el mismísimo Creador, quien escuchaba atentamente cada historia, reía y lloraba y se sentía orgulloso de su creación.
Pero un día Lucifer decidió rebelarse, y aunque muchos ángeles permanecieron en el cielo, otros muchos cayeron a un averno lleno de fuego y azufre. Nuestro amigo permaneció al lado del Creador, pero algo en él había cambiado. Su alma, que era curiosa por naturaleza, empezó a plantearse el por qué de las cosas. Veía a los humanos y no entendía porque ellos eran perdonados cuando obraban mal, y en cambio sus amigos ángeles eran castigados para toda la eternidad por una elección. Estos pensamientos fueron reflejándose en sus historias, que se fueron volviendo más oscuras, más críticas con esos seres que vivían vidas vacías en un mundo que no entendían. Y así fue como el Creador lo llamó:
-‘Mi querido ángel’ –dijo con voz cariñosa – ‘he notado que tus historias critican mi obra, y muestran tu descontento, ¿hay algo que quieras contarme?’
-‘Hay pensamientos que me inquietan’ –nuestro amigo hablaba con voz firme y con un gran respeto –‘Pasas mucho tiempo observando a los humanos, ríes cuando se equivocan, y los perdonas cuando realizan un acto en contra tuya o de tu obra. En cambio…’ –la voz empezaba a temblarle pero eso no le impidió continuar –‘En cambio, a mis hermanos no los perdonaste. Los castigaste sin piedad, sin darles una segunda oportunidad, y, a veces pienso que Lucifer tenía razón, no quieres a tus ángeles, sólo a esos estúpidos humanos’.
El Creador cerró los ojos resignado, y no cambió el tono de su voz cuando sentenció: ‘Mi querido ángel, me duelen mucho tus palabras pues mi amor es para todos por igual, es cierto que lo humanos se equivocan, pero es por el libre albedrío y porque Lucifer les susurra en los oídos. Con esas palabras que me has dicho, dichas además con el corazón, te has puesto de su parte, por lo que tu castigo será ir con él. Pero para que veas que soy misericordioso no será un castigo eterno. Podrás ir subiendo por los diferentes infiernos hasta que puedas reencarnarte en un humano para que aprendas lo que significa. Te observaré y dependiendo de tus actos, quizá te traiga de vuelta a mi lado’.
Al pobre ángel le dolieron más esas palabras que la caída. No sabe cuánto tiempo duró, todo su cuerpo emanaba dolor, dolor físico, dolor en el corazón. Vio como la luz se iba alejando y él seguía cayendo incapaz de abrir las alas para suavizar la caída. Después de un tiempo que parecía una eternidad, por fin llegó al séptimo infierno. Al contrario de lo que pensaba, se hallaba solo en ese sitio oscuro y frío. Todos sus miedos le asaltaron, nunca antes había estado solo y el pánico lo invadió. Durante años estuvo deambulando, y hubiese perdido la razón de no ser porque para pasar el tiempo inventaba historias, canciones y no perdía la esperanza, sabía que podía regresar y lucharía por ello.
Un día se encontró una extraña criatura, tenía un cuerpo deforme demasiado pequeño para sostener dos cabezas. El ser le miró sorprendido, parpadeó con una cabeza y enseguida le dijo:
-‘Eres el primero que encuentra la puerta, tus hermanos vagan desde mucho antes que tú, pero ninguno la ve. Para pasar sólo tienes que transmitirme una emoción que me haga llorar’
Como ves, eso no resultó muy difícil para nuestro amigo que le contó una historia tan bonita que hizo llorar al guardián durante varios años. El siguiente nivel del infierno era muy parecido al anterior, aunque cuando entró nuestro ángel sintió una enorme inseguridad, estaba más iluminado y las paredes estaban recubiertas con espejos. Viéndose empezó a darse cuenta de que sus alas ya no eran blancas, sino grises. Su cuerpo no era tan perfecto ni se sentía tan bello. También se dio cuenta de que se alma no era tan pura, había perdido su brillo. Sintió una desesperación tremenda, y sólo quería desaparecer, morir como hacían los humanos. Pero fue entonces cuando recordó su estancia en el cielo, lo feliz que había sido y sabía que tenía que luchar para salir de allí, comenzó a correr sin un rumbo fijo, cada vez más rápido y con más determinación, y una vez más, encontró la puerta. Un guardián le hizo la misma petición que el anterior, y una historia nueva afloró de sus labios para emoción de todo oyente (ya que algunos demonios menores se acercaron a escuchar)
Cada nivel era una prueba distinta que nuestro ángel (que más que ángel ya se había convertido en un diablillo) pasó sin ningún problema, pues su repertorio era muy amplio, al igual que su imaginación. Y así fue como llegó a la última puerta, la que lo conduciría a la reencarnación. Cual no fue su sorpresa cuando se encontró allí a Lucifer en persona, o más bien en demonio. Acostumbrado a las peticiones nuestro amigo se adelantó:
-‘Lucifer, ¿Tú también quieres que te cuente una historia que te emocione?’
-‘No, mi pequeño diablo, sólo depende de ti el pasar o el quedarte conmigo. Como bien sabes, el hecho de que te reencarnes no te garantiza el cielo y si aún así quieres hacerlo, tienes que saber a lo que te expones como humano’
-‘Habla pues, aunque no creo que me puedas convencer para quedarme’
Lucifer hizo una mueca con la boca, parecida a una media sonrisa ‘Como he dicho antes, es tu decisión. Una vez reencarnado olvidarás tu vida como ángel o como demonio. Tu apariencia cambiará, para ser completamente uno de ellos. Nacerás en un pueblo, en el seno de una familia numerosa. Tendrás que luchar para conseguir tus metas, y habrás momentos en los que sentirás todo lo que has experimentado en el infierno. Te sentirás solo, inseguro incluso desesperado’.
Nuestro amigo lo interrumpió con una pincelada de miedo en su voz  ‘Pero ¿Estaré solo?, ¿Pasaré mi vida en soledad?’
-‘No, tendrás siempre el cariño de tu familia y el calor de gente que te apoyará y te querrá. Quien sabe si te cruces con algún ángel descarriado, pero nunca estarás solo’
-‘Entonces está todo hablado, si tengo a gente a mi lado conseguiré la fuerza que necesito para conseguir mis metas’
Lucifer sonrió, conocía a nuestro amigo desde su época en el cielo y sabía que no se quedaría con él. ‘Muy bien, espero que seas muy feliz como humano, ya te haré alguna visita, para que tengas alguna que otra tentación. Ahora necesitas un nombre, como has ganado todas tus batallas aquí abajo, creo que no hay mejor nombre que Víctor ni mejor año para nacer que este de 1.978’
-¿Es necesario que lo olvide todo? Preguntó Víctor.
-Por el momento sí, pero, quien sabe, quizá algún día alguien te cuente tu historia…




Arrepentido



Es un día radiante y caluroso en que luce el sol y un cielo azul sin nubes copa toda la vista en la bóveda celeste. Hoy las puertas del castillo se han abierto para permitir el acceso a la plebe y en el patio interior, en lo que parece un ambiente casi festivo, se ha congregado una multitud. Muchos hombres asisten al acto, algunos con sus familias traen a sus hijos al evento e incluso algunos tenderos, como si de un día de mercado se tratase, abren sus puestos.
Alfons, como siempre, se encuentra de pie sobre la tarima. Está sudando debido al calor y sus manos descansan apoyadas sobre su herramienta de trabajo. En estas ocasiones, él se limita a esperar a que llegue su momento, pero hoy sin un motivo en particular observa a la multitud y su mirada recorre todas las caras y expresiones allí presentes, hasta que se detiene en un punto concreto, en una pequeña puerta del castillo.
"Podría ser yo el que está aquí, con la cabeza en el tajo y algunas veces sé que no me importaría. Pero este es mi trabajo, aplicar el justo castigo a quienes violan la ley, o al menos esa es la teoría que me explicaron y durante mucho tiempo estuve convencido de que el verdugo nunca tiene que pensar sobre las penas impuestas, solo ejecutarlas: ¿por qué un simple verdugo, el último eslabón de la cadena de la ley, debería preguntarse por el sentido de todo esto? Además es una cosa de leyes y todas las leyes están escritas en unos legajos muy grandes y serios que hombres sabios, reyes y nobles dictaron a doctos escribas allá en las torres del castillo, nada que un sencillo verdugo, un plebeyo como cualquiera de los que hoy se congregan aquí, pueda siquiera soñar con entender."
Es un día radiante y caluroso en que luce el sol y un cielo azul sin nubes copa toda la vista en la bóveda celeste. Hoy las puertas del castillo se han abierto para permitir el acceso a la plebe y en el patio interior, en lo que parece un ambiente casi festivo, se ha congregado una multitud. Muchos hombres asisten al acto, algunos con sus familias traen a sus hijos al evento e incluso algunos tenderos, como si de un día de mercado se tratase, abren sus puestos.
Alfons, como siempre, se encuentra de pie sobre la tarima. Está sudando debido al calor y sus manos descansan apoyadas sobre su herramienta de trabajo. En estas ocasiones, él se limita a esperar a que llegue su momento, pero hoy sin un motivo en particular observa a la multitud y su mirada recorre todas las caras y expresiones allí presentes, hasta que se detiene en un punto concreto, en una pequeña puerta del castillo.
"Podría ser yo el que está aquí, con la cabeza en el tajo y algunas veces sé que no me importaría. Pero este es mi trabajo, aplicar el justo castigo a quienes violan la ley, o al menos esa es la teoría que me explicaron y durante mucho tiempo estuve convencido de que el verdugo nunca tiene que pensar sobre las penas impuestas, solo ejecutarlas: ¿por qué un simple verdugo, el último eslabón de la cadena de la ley, debería preguntarse por el sentido de todo esto? Además es una cosa de leyes y todas las leyes están escritas en unos legajos muy grandes y serios que hombres sabios, reyes y nobles dictaron a doctos escribas allá en las torres del castillo, nada que un sencillo verdugo, un plebeyo como cualquiera de los que hoy se congregan aquí, pueda siquiera soñar con entender."
La puerta se abre y por ella aparecen dos guardias vestidos de negro y con sendas picas escoltando, casi arrastrando más bien, a una mujer que viste un sucio camisón blanco. Detrás de la mujer aparecen el juez y un escriba que certificará el carácter oficial del acto. Alfons, tras su capucha de verdugo los mira y asiente: es lo habitual, el ritual que siempre se sigue. Sin poder evitarlo se fija en la mujer: es una mujer que no conoce como suele ser habitual. No sabría decir si es joven o vieja, pues tiene el rostro sucio y parcialmente cubierto por su pelo negro que en algunos puntos se torna apelmazado y rojo por la sangre. Los ojos de ella miran en todas direcciones desencajados, y en un momento se fijan en una figura alta y encapuchada sobre un cadalso que descansa sus manos en el mango de un gran hacha. Sus miradas se cruzan y Alfons puede sentir su miedo.
"Miedo a mí, sin ser yo el culpable, yo no dicté las normas, sólo las acato. Gracias a esa obediencia mi familia tiene para comer y mis hijos tendrán la oportunidad de criarse en el bien, de ocupar mi lugar en un futuro y no el de ella."
En el fatídico paseo que antecede al final la muchedumbre la increpa. Algunos gritan contra ella: "¡Bruja!". Otros en cambio callan y evitan mirarla. Pero ella sólo puede mirar a la figura amenazante y cruel de su verdugo, más cercana a cada paso.
"Bruja dicen. Las brujas no son buenas, todo el mundo sabe que hacen pactos con el diablo y pueden traer la enfermedad..."
Ya ha llegado al cadalso, sus pies se niegan a subir unas escaleras que la conducen al final. Ahora Alfons puede verle la cara, sus lágrimas ruedan por unas mejillas mezcladas con el polvo y la sal de muchas otras. En sus muñecas y tobillos puede ver las marcas de los instrumentos del torturador. Ella no aparta la vista del verdugo que, como una negra parca le anuncia que su momento final ha llegado.
"Tortura. Parece que antes la hicieron confesar..." - Alfons conoce muy bien al torturador. Él mismo pasó por sus manos y sabe lo que es capaz de hacer. Lo sabe muy bien, como atestiguan las marcas en su espalda. También sabe lo que él fue capaz de confesar para librarse de eso - "Bueno, bruja o no es la ley y yo su brazo ejecutor... ¿Y si se han equivocado? ¿Y si es inocente? ¿Es la ley justa? … Preguntas que necesito sacarme de la cabeza, debo concentrarme en lo que tengo que hacer y dejarme de herejías."
Llegó el fatídico momento, la mujer es subida a rastras por los alguaciles al cadalso y el juez y sacerdote comienza la lectura de los cargos. Es el procedimiento habitual, pero Alfons, por una vez escucha con atención: ‘La acusada ha confesado haber pactado con el diablo para su beneficio, muestra de ello es la predilección del uso de la mano siniestra y los lunares por donde la Bestia chupaba su néctar. Así mismo se la acusa de la muerte de dos reses, de la enfermedad y muerte de su respetable vecino, de…’ la voz de párroco sigue su letanía con todas las cosas malas que han pasado últimamente en la aldea. Alfons se adormece al compás de la voz, mi hija también suele usar la izquierda para comer, y por mucho que la corregimos siempre lo hace, ¿Cuándo sea mayor será acusada de bruja?, y los lunares, yo también tengo, también para mí jugaron en mi contra. Pobre muchacha, porque no eligió vivir, si se hubiese mostrado arrepentida la hubiesen mandado a un monasterio y no tendría que morir.
La mano me tiembla en el mango del hacha, aciagos recuerdos me invaden, yo elegí vivir y aunque me quitaron mi granja me dieron este trabajo, para recordarme cuál podía haber sido mi final. Un sudor frío me recorre la espalda, un padrenuestro suena por toda la plaza, todos al unísono, incluso mis labios me traicionan y se mueven solos. Se hace un silencio sepulcral, es la hora.
Los alguaciles ponen a la mujer de rodillas frente al tajo, pero ella no deja de mirar al verdugo. Alfons la mira a ella y por un momento sus miradas coinciden a pesar de la capucha. Reo y ejecutor, condenado y verdugo se miran a los ojos. Alfons no puede sostener esa mirada cargada de miedo y muda súplica y mira en derredor al patio, y entre la gente que grita demente y enfervorecida, también ve a dos viejos en medio de la multitud que lloran y entonces con una terrible certeza ve en ellos a sus padres ...
Los guardias la obligan a bajar la cabeza hasta el tajo y le sujetan las manos con grilletes. Ella grita, la multitud vitorea, unos pocos lloran.
Las manos de Alfons se cierran firmemente sobre el mango del hacha y trata de levantarla. Hoy le resulta más pesada que nunca
"Yo no sé de leyes, solo se que tengo que hacer el trabajo, pero sus ojos... el llanto de sus padres... ella podría ser mi hija y ellos podríamos ser yo y mi mujer."
La mujer, arrodillada con la cabeza en el tajo puede ver como el hacha pasa por delante de su cara mientras esta se eleva lentamente.
"¿Y si se equivocan? ¿Qué leyes son estas cuando no hay vuelta atrás? ¿Acaso lo ha decidido el sacerdote que leyó la sentencia? Ese mismo que se refocila con las putas del tascón para luego dar sermones el domingo sobre lo que dice Dios sobre la castidad."
El sacedorte, deja su púlpito y se aproxima al tajo junto a los guardias y clava una mirada de piedad sobre la mujer, mientras Alfons eleva el hacha por encima de su cabeza y mira hacia la tribuna donde se encuentran los nobles.
"¿O acaso lo decidió ese señor noble que está mirando con desprecio a toda la chusma desde su tribuna de honor? Ese que no sabe nada sobre sufrimientos, ni cosechas, ni que significa trabajar de sol a sol y que encabeza guerras fraticidas sólo con el fin de poseer más. ¿Acaso son todos ellos lo bastante justos para hacer leyes para el resto?"
El noble que preside el acto mira a Alfons y asiente con la cabeza. Es la señal convenida. Y por un momento el mundo se detiene: la imagen de Alfons el verdugo, el terrible ejecutor de leyes, testaferro de la autoridad queda congelada, hacha en ristre sobre la chica condenada por brujería. Todos lo miran extrañados.
"No es justo. No tengo por qué hacerlo. No voy a hacerlo." - y por primera vez la voz del verdugo se escuchó en el cadalso. Y se dirigió a la mujer.
- Mujer, ahora entiendo que estaba equivocado, cuando te condenaron fuiste tú la que eligió vivir. - Alfons, en silencio ahora, cerro los ojos y retorciendo el mango del hacha elevada sobre su cabeza, gritó el primer grito de libertad escuchado en mucho tiempo en una tierra de señores y vasallos- ¡AHORA YO DECIDO VIVIR!
Todo el mundo miraba expectante, un verdugo que se niega a ejecutar una sentencia, ¿Es eso posible? El hacha sigue peligrosamente suspendida en el aire, pero la expresión de Alfons ha cambiado, ha elegido ser libre, quitarse los barrotes de unas leyes obsoletas escritas por dioses crueles y reyes déspotas. La multitud no se atreve ni a respirar, el silencio es tal, que todo el mundo puede escuchar una certera flecha disparada desde la tribuna. El tiempo parece detenerse, Alfons apenas siente el dolor en la garganta pero sus manos dejan caer el hacha, que sigue su trayectoria como si fuera guiada por invisibles brazos y finaliza su cometido. La esperanza queda petrificada en la cara de la joven cuando cae al canastillo. ‘Todo ha sido en vano’ piensa Alfons mientra cae de rodillas, los dos decidimos vivir, y al elegir la muerte nos ha dado caza. Hoy lloraran padres e hijos sin entender lo que ha pasado aquí arriba, pero algún día todos romperán los grilletes que los atan a sus señores y se alzarán decidiendo vivir, y encontrando VIDA.

Genil



Cuenta la leyenda, que hace ya muchos años, los dioses permitieron que las hadas visitaran la tierra, aunque se les advirtió que tan sólo podían permanecer hasta que se pusiera el sol. Cada una eligió una montaña, y así fue como Genil llegó al Mulhacén.



Al principio tenía miedo de alejarse de la montaña, por si el atardecer le sorprendía lejos y quedaba atrapada. Pero entonces divisó la vega y no pudo resistirse, fue investigando cada rincón, y dotando de vida todo aquello que tocaba. Cuando el sol estaba más alto divisó una colina, donde más tarde se elevaría la Alhambra, y allí se sentó a descansar. Aquel paisaje era único, el hada no podía dejar de contemplar ensimismada los colores que se desplegaban ante ella, y sin darse cuenta empezó a admirar la puesta del sol sin recordar aquella advertencia que le habían hecho.



No fue hasta que el sol quedó oculto que la pobre hada se dio cuenta de lo que había hecho, inútilmente voló hacia el Mulhacén, cuando llegó allí el portal se había cerrado. Inútiles fueron también sus plegarias y sus lágrimas que no le sirvieron para que se pudiera abrir. Como respuesta escuchó la voz de Zeus que le dijo: “Genil, has desobedecido la única condición que te pusimos, y por lo tanto no volverás a la tierra de las hadas, en lugar de eso, te convertirás en un manto blanco que vestirá este monte. Seguirás llorando al recordar lo que has hecho, y tus lágrimas formaran un río que bañará toda esta tierra que te ha embrujado”. Antes de que el hada pudiera decir nada, se convirtió en la nieve más blanca e inmaculada que se haya visto jamás, y tal como dijo Zeus, sus lágrimas incontenibles formaron un río que bajaba hasta la ciudad de Granada.

Toda la magia que tenía el hada iba en esa agua, regando toda la vega con un misterio que nadie era capaz de entender. Después de eso, muchos fueron los humanos que se dejaron embrujar, romanos, árabes, cristianos…todo aquel que visitaba Granada sentía su magia aunque no la pudiese explicar. 

domingo, 20 de enero de 2013

GRACIAS

Lo prometido es deuda, y aquí estoy. Esta entrada la quiero dedicar a todos los que os habéis asomado a este rinconcito, y por supuesto a todos aquellos que os habéis quedado. Las 1.000 visitas se han superado y quiero agradeceoslo con este vídeo hecho para soñar. 
Os presento con imágenes lo que no puedo presentar con palabras, la magia en estado puro. Un lugar hecho para soñar, un lugar sacado de un sueño. Porque como dijo Antonio Machado:"Todas las ciudades tienen su encanto, Granada tiene el suyo y el de todas las demás" 

G R A C I A S






lunes, 14 de enero de 2013

BACK AGAIN



En primer lugar, pediros disculpas porque he estado un tiempo inactiva, pero cuando se es cuidador no siempre se dispone del tiempo que nos gustaría, y si se dispone de tiempo a veces lo que nos falta es el ánimo. Con esta entrada aprovecho para desearos un feliz 2.013, muchas gracias a todos por vuestros mensajes y vuestros deseos :)



En segundo lugar, mi amiga Gataky me dio un premio hace bastante, y como ya le dije haría una entrada como se merece, no sólo por la ilusión que me hizo este premio, sino también porque forma parte de una campaña para incentivar la lectura. Esta son las cuatro reglas que hay que seguir:
  1. Indicar los 10 Blogs que han de recibir el Sello (el que no indica los blogs, no se lleva el sello, la regla así lo indica, este punto está bien claro, es excluyente)
  2. Avisar a los blogs que han de recibirlo
  3. Colocar la imagen en el blog para apoyar la campaña
  4. La pregunta a responder es la siguiente: ¿Qué libro aconsejamos para una persona que empieza a leer?

Mis 10 blogs son los siguientes:
  1. http://365palabras.blogspot.com.es/
  2. http://inesysuslibros.blogspot.com.es/
  3. http://librosb.blogspot.com.es/
  4. http://la-biblioteca-encantada.blogspot.com.es/
  5. http://lecturadirecta.blogspot.com.es/
  6. http://carlalypoeta.blogspot.com.es/
  7. http://undiarioperdidoenelviento.blogspot.com.es/
  8. http://www.librosquevoyleyendo.com/
  9. http://todosmislibross.blogspot.com.es/
  10. http://leyendoconnieves.blogspot.com.es/
Y por último sólo poner la respuesta a la pregunta. Yo siempre digo que cada uno tiene que leer sobre temas que le guste y le interese, además depende mucho la edad de la persona a la que se lo recomendemos. Algunos libros que recomiendo serían:

- La trilogía Yinn de Ana Alonso y Javier Pelegrín
- De Laura Gallego recomendaría su trilogía de Idhún, Donde los árboles cantan, Finis Mundi…
- La Historia Interminable o Momo son dos clásicos
- Drácula de Bram Stoker o las crónicas vampíricas de Anne Rice
-La saga de Juego de Tronos de George R.R. Martín
-Y para las mujeres parece que tiene mucho éxito los libros de Grey (que están en mi lista de pendientes jeje)

Como veis hay para todos los gustos :), prometo nuevas entradas muy pronto! Una muy especial, que aunque me hubiera gustado que fuera para las 1.000 visitas será paras las 1.100 jejeje. Muchas gracias a todos los que leéis este rinconcito.

martes, 13 de noviembre de 2012

Quiero perderme en Granada
y que el Albaicín me encuentre.

Quiero doblar una esquina
y salirme de la gente

y entrarme en la fantasía
de las noches y las fuentes,
las torres, las azoteas,
los mirtos y los cipreses.
Quiero que en el aire claro
una paloma se eleve
y otra, doliente de amores,
por los aleros zuree.
Quiero beber con los ojos
el frío albor de la nieve
y ver bermejas las torres
al primer sol que amanece ...

Quiero perderme en Granada
y que el Albaicín me encuentre ...
... y en esa visión quedarme
todo el tiempo que me quede.
Francisco Redondo

 

domingo, 7 de octubre de 2012

Donde los árboles cantan


 


Hola! Hoy os quiero recomendar un libro que me gustó mucho. Su autora es Laura Gallego García, una escritora española que me gusta bastante. Quizá os hayáis leído 'Memorias de Idhún', 'Dos velas para el diablo', 'Finis Mundi'...la verdad es que por ahora me ha gustado todos los libros que he leído de ella.



 
'Donde los árboles cantan' nos transporta a otra época y otro lugar donde la magia existe. No os quiero contar mucho de la trama para no desvelaros sin querer nada XD. Tenemos como protagonista a una dama con una vida resuelta, ¿o no la tiene tan resuelta? Ambientada en una época medieval con castillos, caballeros y bosques encantados no tiene ningún desperdicio!! Si no conoceis a la autora os la recomiendo!!